Betancuria, enclavado en el corazón de Fuerteventura, en las Islas Canarias, es mucho más que un pueblo; es un testigo vivo de la historia de la isla y un destino de visita obligada para cualquiera que desee explorar el alma de Fuerteventura. Como el pueblo más antiguo de la isla, Betancuria combina encanto, tranquilidad y un rico patrimonio cultural.
La fundación de Betancuria se remonta a 1404, por el conquistador normando Jean de Béthencourt, quien le dio su nombre. Se estableció en un valle remoto para protegerse de las incursiones piratas, que eran una gran amenaza en ese momento. Hasta el día de hoy, su ubicación virgen, rodeada de montañas, le da a la ciudad un ambiente tranquilo y auténtico.
El centro de Betancuria es una auténtica joya arquitectónica e histórica. La Plaza de Santa María es uno de los principales atractivos de la ciudad, dominada por la Iglesia de Santa María, que es un buen ejemplo de arquitectura colonial. Aunque la iglesia fue destruida en el siglo XVI por ataques piratas, ha sido reconstruida y restaurada para convertirse en uno de los edificios religiosos más visitados de la isla. En su interior, se pueden admirar magníficas obras de arte religioso, así como un altar ornamentado y detalles de madera tallada.
Mientras paseas por las calles empedradas, también descubrirás casas blancas tradicionales, adornadas con puertas de madera, balcones floridos y pequeños jardines. Este patrimonio bien conservado transporta a los visitantes al pasado, proporcionando un marcado contraste con los paisajes desérticos circundantes.
Betancuria también alberga varios museos, como el Museo de Arte Sacro y el Museo Arqueológico de Betancuria, donde se pueden descubrir objetos que cuentan la historia de los primeros habitantes de la isla, los guanches, y la evolución de la cultura canaria. El Museo Arqueológico exhibe cerámica, herramientas y otros restos prehispánicos que dan testimonio de la vida de los antiguos pueblos de Fuerteventura.
Además de su patrimonio histórico, Betancuria también está rodeada de espectaculares parajes naturales. Situado en el Parque Rural de Betancuria, el pueblo ofrece magníficas vistas de las colinas del desierto y los valles circundantes. Los amantes del senderismo quedarán encantados con los numerosos senderos de la zona, como la ruta al Mirador de Morro Velosa. Desde este punto de vista, se puede admirar la extensión de la isla e incluso ver el Océano Atlántico a lo lejos.
A diferencia de los bulliciosos centros turísticos de Fuerteventura, Betancuria sigue siendo un lugar tranquilo y virgen para relajarse. La ciudad cuenta con algunos restaurantes y cafés con encanto donde se pueden degustar especialidades locales como el queso majorero (un queso de cabra típico de Fuerteventura), acompañado de una copa de vino canario. También es un excelente punto de partida para descubrir los pequeños pueblos tradicionales y los paisajes naturales del centro de la isla.
Con su rico patrimonio, paisajes únicos y una atmósfera atemporal, Betancuria es un destino elegido por los viajeros que desean explorar otro lado de Fuerteventura. Tanto si eres un aficionado a la historia, un amante de la naturaleza o simplemente buscas tranquilidad, Betancuria te encantará.